Veamos las siguientes imágenes:
En ambas podemos observar a la presentadora del Telediario de la primera cadena de Televisión Española.
El primer fotograma corresponde a una emisión de los años 80. Maquillaje, peluquería, vestuario y escenografía reflejan los criterios estéticos y profesionales que se aplicaban en esa década.
El segundo fotograma nos muestra lo mismo en la época actual. No sólo peluquería y maquillaje se rigen por unas normas distintas; sino que la modernización y avance de la tecnología permiten que, por ejemplo, la escenografía sea distinta; mucho más dinámica y atractiva desde un punto de vista visual.
Lo mismo ocurre con los intérpretes que se utiliza en televisión para las personas sordas.
El famoso recuadro azul es un vestigio de los años 80 que muchas televisiones siguen sin erradicar. A esto hay que añadir el error que cometen muchos realizadores y cámaras pensando que al grabar una persona que está de pie se debe utilizar un recuadro vertical.
La lengua de señas (o signos) es una lengua viso-gestual. Necesita del espacio y el movimiento para poder comunicar; por lo tanto, cuando se graba un intérprete este tendrá que tener alrededor lo que en la jerga audiovisual se conoce como “aire”. De esta forma evitaremos cortarle las manos cuando hable.
A pesar de la existencia de normas internacionales que explican cómo debe realizarse este tipo de grabaciones, muchas televisiones siguen sin aplicar, aunque sea, el sentido común…
Recordemos que el intérprete no es algo que “rompe la estética de la imagen” sino una adaptación necesaria para la inclusión de personas sordas.