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Dibujo que representa dos de los tres monos sabios. Sobre el sordo hay un indicador de correcto. Sobre el mudo uno de incorrecto.

Todo conferenciante o profesor novato suele enfrentarse a una situación en sus primeras apariciones, el tener que explicar algo que parece tremendamente sencillo, incluso lógico, pero que por alguna razón la audiencia no sabe.

Algo así ocurre cuando se habla de las personas sordas.

Sordas, no mudas.

Ser sordo significa tener algún problema de audición, pero no necesariamente que las cuerdas vocales y el resto del aparato fonador estén estropeados.

Platón y Aristóteles ya sugerían la posibilidad de que la falta de audición tenga como consecuencia la falta de oralización. Sin embargo, esta idea quedó relegada hasta prácticamente el siglo XX, cuando se empezó a estudiar con rigor la sordera.

Una persona sorda no habla porque no ha aprendido, porque no quiere, o porque no le gusta; pero no porque no pueda. La rehabilitación de una persona sorda comienza a muy temprana edad y se extiende hasta casi la veintena. Por supuesto los progresos varían en función de muchos factores: la pérdida auditiva, el uso o no de implante o audífono, el número de horas de rehabilitación, etc…

Muchas personas sordas rechazan la oralización porque consideran que no es su lengua. Deben hablar un idioma que no oyen y que entienden con dificultad. Esto choca con la perspectiva de la sociedad oyente oralizadora, quienes mantienen la postura de que si la mayoría de la sociedad es oyente y oral, los sordos deben adaptarse lo mejor posible a ella…

La pregunta que surge ante esta postura es ¿debemos entonces ser todos mujeres, blancas, católicas, heterosexuales y nacidas en el hemisferio norte como es la mayoría de la población?

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Comentarios (2)

[…] en concepto de identidad sorda o de comunidad lingüística; y, sobre todo, extendió el término sordomudo hasta la saciedad. Por eso este año es considerado el annus horribilis de las Personas Sordas. No […]

[…] pesar de que en el mito número uno y en el post Sordos sí, mudos no hablamos de este tema; conviene, de vez en cuando, repetir y profundizar un poco más en él para […]

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