Scroll Top

Imagen del blog de sordera. Mito IX 9. La estructura gramatical de la LSE y la lengua oral es igual. Meme del Filosoraptor con la frase “LSE y español tienen la misma gramática, por eso no hacen falta clases”.

Mito IX – La estructura gramatical de la LSE y la lengua oral es igual.

Existen diferencias en la construcción de oraciones en ambas lenguas.

Las más de 4000 lenguas que se hablan en el mundo se dividen en dos tipos; las de verbo al principio como el español, el inglés o el francés; y las de verbo al final, como el japonés, el quechua o las lenguas de signos (o señas).
Esto significa que la misma frase debe componerse de forma distinta dependiendo de si se dice en castellano o en lengua de signos (o señas).
Una frase sencilla como:

“¿Vienes esta tarde a mi casa?”

Debe formularse en lengua de signos(o señas) de la siguiente forma:

“Casa mía tú venir si/no”

Esta es una de las razones por las que muchas personas sordas no tienen buena lecto-escritura, ya que el español no es su lengua materna.
En muchas ocasiones vemos personas haciendo lo que se llama “español signado” esto es, palabras en signos colocadas con la gramática española. Es común su uso entre personas (e intérpretes) con poca formación en la lengua de signos (o señas).

Entradas relacionadas

Comentarios (4)

[…] la lengua de signos. Sin embargo, utiliza la gramática de la lengua oral; por lo que no siempre es comprensible por la persona sorda. Además, es un sistema fonético; representa sólo lo que se dice, no lo que se […]

[…] En le caso de que la persona primero sea sorda y luego ciega (grupo II), el método más apropiado es la lengua de signos apoyada. Consiste en utilizar la lengua de signos, mientras nuestro interlocutor nos sujeta las manos. De esta forma puede palpar la configuración y sentir el movimiento de nuestra manos, averiguando así qué signo realizamos. Naturalmente, en este caso se ha de usar la gramática de lengua de signos. […]

[…] Ahí empecé a comprender cómo podían sentirse, entre ellos hablaban de muchas cosas, pero yo no podía entenderlos, no tenía las palabras. Descubrí que el humor no era igual, y que mantener una conversación sin conocer bien el idioma puede ser frustrante. Con el paso del tiempo también descubrí que preguntar “sí/no” al final de una frase no es maleducado, sino que la gramática de la LSE es distinta. […]

Los comentarios están cerrados.