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 Imagen del blog de sordera. Apoyo a la discapacidad. Imagen de dos muñecos ayudando a subir a un tercero por una flecha que apunta hacia arriba.

La integración de las personas con discapacidad en una sociedad no siempre pasa por que dicha sociedad los acepte.

Hay una gran diferencia entre «aceptar» y «apoyar» a una persona con discapacidad.
En el primer caso, significa que no estamos de acuerdo con lo que los nacionalsocialistas llamaban «Endlösung» (solución final), es decir, no querer que desaparezcan por uno u otro medio. No hay problema con que existan y que convivan con nosotros.

El segundo es más complejo, ya que muchas veces nos «toca el bolsillo». Con esto no nos referimos a que nos cueste dinero, pero si esfuerzo o recursos. Cuando tenemos que dar un rodeo porque una rampa de acceso nos molesta; cuando tenemos que hablar más despacio para que nos comprendan; trabajar un poco más para que nuestro material de enseñanza sea más accesible y completo; esperar más en una cola porque la persona de delante es más lenta; etc.

Aceptar una discapacidad no es suficiente. Como miembros de la sociedad, las personas con discapacidad requieren, en algunos casos, una atención especial. No basta con aceptarlos (ahí de lejos, sin que se nos acerquen mucho) tenemos que entender que si no les apoyamos, sí se convertirán en ese lastre que mucha gente los considera.

Como veíamos, una sociedad se conforma de distintos individuos que aportan lo que pueden. Por eso es fundamental la formación, cuanto más superior mejor, de las personas con discapacidad. Ya que permitirá que sean independientes y productivos; aportando a la sociedad en lugar de lastrarla.

No acepte la discapacidad ¡apóyela!

Fuente de la imagen:

https://2.bp.blogspot.com/-wtZuUVg3LN0/Vwmt2JaUM1I/AAAAAAAACeU/H63Q-hqd5OwBqMEUaHkYzjezfhZrRQebw/s200/imagenes_Captura_d212586a-295×300.jpg

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