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Estudiar es fundamental para el desarrollo de una persona y por tanto de una sociedad. A pesar de que esto es algo más que demostrado, existen aún múltiples inconvenientes que impiden a muchas personas el acceso a una educación de calidad.

Normalmente el primer escollo con el que se encuentra una sociedad es la gratuidad o no de la enseñanza. Por gratuidad no me refiero a si una escuela es pública o privada, si no a quién asume todos los gastos derivados de la enseñanza (material escolar, uniformes, intérpretes para las personas sordas, adaptaciones técnicas, etc…)

Es casi impensable que una institución educativa le pase la factura de la instalación de rampas de acceso a un estudiante que vaya en silla de ruedas. Sin embargo, en Ecuador, en el caso de las personas sordas sí son ellas las que deben pagar de su bolsillo los honorarios del intérprete.

Esto crea situaciones un tanto absurdas, como el hecho de que todos los componentes de un grupo de personas sordas decidan estudiar la misma carrera, no por sus gustos, sino para ahorrar en los gastos de interpretación.

En el siguiente artículo se puede ver un resumen de la situación de la educación de las personas sordas en el Ecuador.

Imagen del blog de sordera. Estudiar y ser sordo. Educación en Ecuador. Fotografía de un aula del Instituto de Audición y Lenguaje de QUito en el que se ve a una profesora signando en una clase con alumnos sordos.

A pesar de que se están desarrollando numerosos programas de educación inclusiva, la mayoría de los profesionales de estos centros desconoce por completo la realidad y necesidades de una persona sorda. Los centros no cuentan con las adaptaciones técnicas necesarias y carecen de intérpretes profesionales; ya que en muchos casos deben ser los familiares quienes realicen estas tareas.

 

Fuente de la imagen:

https://jorgebanet.comwp-content/uploads/2013/04/30-sordos-profundos-han-culminado-la-universidad-20120924084856-cb16c1a276f902877244e319cf084cfe1.jpg

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